La arquitectura de la isla ha sido influenciada por el clima. El blanco es el color predominante de las casas, funciona como espejo ante los rayos solares, permitiendo no elevar la temperatura en el interior, las azoteas echadas y los patios concretados que están inclinados buscan recolectar la escasa agua lluvia.
Las casas más antiguas y tradicionales son de un solo piso, generalmente con un solo patio de luz en el centro. Sus gruesas paredes conservan la temperatura todo el año, por lo que en el invierno mantiene el calor y en verano el fresco. Los diseños eran simples, rústicos y cumplían las necesidades de una comunidad de campesinos. La gente de Lanzarote solía usar materiales de piedra volcánica en sus construcciones. Los más ricos podían permitirse bloques de piedra cortada de la cantera, mientras que los más pobres recolectaban piedras del campo.
Las paredes al ser tan gruesas (60-70 cm.), se mantenían por su propio peso, con una pequeña cantidad de barro, los exteriores se cubrían de cal. la orientación de las casas se cerraba al viento del norte y las casas en "L" o en "U" se abrían siempre al sur. La arquitectura de hoy ha seguido líneas similares, pero, en lugar de usar piedra volcánica, los bloques de cemento forman la estructura básica para las paredes y el cemento se utiliza para el exterior. Estos detalles arquitectónicos que perduran dan a a la isla una perfecta impresión de orden.
“Debemos evitar la destrucción de cada muro viejo, de cada distribución, de cada vivienda en donde el tiempo haya dejado rastro histórico. Su desaparición borraría para siempre un pasado lleno de sentido y de sabiduría aprendida por experiencia de siglos en observación y necesidad de su clima, de su latitud, de su viento, de su luz y de un increíble paisaje que determinaban un resultado de maneras de hacer, que no se puede improvisar en un corto espacio de tiempo.” (César Manrique)
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